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¿Cómo hacer decretos que no solo cambien tu realidad, sino que también eleven tu vibración?

  • Foto del escritor: Alan Beckdorf
    Alan Beckdorf
  • 2 may
  • 2 Min. de lectura

Un decreto no es solo una herramienta para atraer algo externo. Es, sobre todo, una forma de transformar tu energía interna. Cuando un decreto está bien construido y se repite desde un lugar de conexión profunda, no solo impacta tu realidad: eleva tu frecuencia, limpia tus pensamientos y te conecta con tu versión más expandida. Es por eso que, más allá de decretar "para conseguir", es fundamental aprender a decretar "para vibrar más alto".

El primer paso es diseñar decretos que no estén enfocados únicamente en obtener cosas, sino en evocar estados del ser. En lugar de afirmar: "Quiero tener más dinero", puedes declarar: "Activo en mí la frecuencia de la abundancia ilimitada que ya habita en mi interior". La diferencia está en que el segundo no solo declara un deseo, sino que te lleva a un estado vibracional elevado desde el primer momento.

Para que un decreto eleve tu vibración, necesita estar cargado de verdad emocional. No debe sentirse como una frase vacía, sino como una extensión de tu alma. Si al decirlo sientes expansión en el pecho, alegría en el cuerpo o una sensación de apertura, entonces estás en el camino correcto. El cuerpo nunca miente: te dice cuándo estás alineado y cuándo estás repitiendo desde la mente, sin convicción.

Otro elemento esencial es el lenguaje positivo, presente y empoderador. Un decreto vibracional no habla de lo que falta ni de lo que "algún día" llegará. Habla en presente, con fuerza, como si lo que afirmas ya estuviera en tu campo: "Hoy vibro en gratitud y expansión", "Mi energía está alineada con lo mejor de la vida", "Soy un canal limpio de amor, poder y propósito".

Además, puedes acompañar el decreto con herramientas que potencien su efecto energético. Respirar profundamente mientras lo afirmas, colocar una mano en el corazón, usar aceites esenciales o escuchar frecuencias elevadas pueden ayudarte a sentir con más intensidad lo que estás decretando. No es solo repetir: es activar una experiencia vibracional.

También es importante variar tus decretos según tu estado emocional. Si estás vibrando bajo, comienza con decretos puente: "Me abro a sentirme más en paz", "Estoy elevando mi energía con cada respiración", "Me permito conectar con mi poder interno". Y a medida que sientas mayor estabilidad, pasa a decretos más elevados. Así evitas generar contradicción interna y aumentas la coherencia emocional.

Cuando un decreto realmente eleva tu vibración, lo sabes. Porque después de decirlo te sientes diferente. Más ligero. Más enfocado. Más conectado contigo mismo. No es un cambio solo mental, es un cambio energético. Y ese cambio, sostenido en el tiempo, transforma tu campo cuántico.

Haz de tus decretos una práctica sagrada. No como una herramienta para controlar el futuro, sino como una forma de recordarte quién eres hoy. Porque al final, no se trata solo de manifestar cosas. Se trata de manifestarte a ti mismo en tu forma más luminosa.


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